Las causas de pérdida de visión en países desarrollados difieren de aquellas de los países subdesarrollados. Mientras que en los países menos favorecidos las causas de ceguera más frecuentes siguen siendo las cataratas y el tracoma, en nuestro entorno el tracoma es una enfermedad rara que tiene tratamiento, mientras que las cataratas se operan y la población tiene un acceso fácil a esta cirugía. En el mundo desarrollado son principalmente dos las enfermedades causantes de pérdida de visión permanente: el glaucoma y la degeneración macular.
El glaucoma es una enfermedad en la que el aumento de la presión intraocular ocasiona un daño sobre el nervio óptico que es irreversible. El aumento de la presión intraocular no produce síntomas, por lo que puede pasar desapercibida durante muchos años y que en el momento del diagnóstico se haya producido ya una lesión importante sobre el nervio óptico.
La pérdida de visión en el glaucoma se caracteriza por la disminución del campo de visión, que se va cerrando progresivamente hasta quedar lo que se denomina una visión “en cañón de escopeta”, en la que sólo se preserva la visión central. La visión central también puede acabar por perderse y conducir a la ceguera absoluta si la presión ocular persiste elevada. La pérdida de visión en el glaucoma es tan gradual que el paciente no suele percibirla hasta fases muy avanzadas de la enfermedad, cuando el daño es irrecuperable. El glaucoma del adulto aparece con cierta frecuencia de forma familiar, es decir, se puede heredar genéticamente, pero puede tratarse igualmente.


Existen fundamentalmente dos formas, la seca y la húmeda. La forma seca se caracteriza por la atrofia progresiva de las células retinianas de la mácula, apareciendo una pérdida progresiva de la visión central. No existe un tratamiento efectivo para esta forma de la enfermedad, únicamente los suplementos nutricionales para intentar enlentecer su progresión. En la forma húmeda de la enfermedad, en cambio, suele aparecer una pérdida de visión de forma bastante brusca, debido a la aparición de membranas vasculares debajo de la retina, que pueden sangrar y deformar la retina.
Existe tratamiento para la forma húmeda de la enfermedad, logrando frenar la pérdida de visión en una gran proporción de casos. El tratamiento se realiza con inyecciones intraoculares de fármacos antiangiogénicos como el ranibizumab y el bevacizumab. Existe una carga genética importante en la degeneración macular, y ese no es un factor modificable, pero existen otros. Principalmente la exposición solar, la dieta y el tabaco. En cuanto a la dieta, se ha comprobado en estudios clínicos que una dieta rica en ácidos omega 3, que provienen principalmente del pescado, conlleva una reducción importante del riesgo de padecer degeneración macular. La dieta debe ser siempre equilibrada, pero puede también ser complementada mediante suplementos vitamínicos específicamente diseñados para esta enfermedad.
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