Los párpados caídos, las bolsas en los ojos o los surcos de ojeras son problemas estéticos que sufre una gran parte de la población en algún momento de la vida. Pueden ser problemas más o menos visibles o graves y, a veces, pueden surgir a muy temprana edad, ya sea por causas genéticas o por algún traumatismo. Por ello, existen multitud de cosméticos que prometen arreglar o disminuir sus efectos sin necesidad de cirugía. Aunque prometan resultados increíbles, la realidad es otra. Tan sólo la cirugía puede arreglar algunos de estos problemas de manera definitiva.
La blefaroplastia es una intervención quirúrgica por definición. No existe la “blefaroplastia sin cirugía”. Se pueden encontrar muchas referencias al término blefaroplastia pero algunas son fruto de estrategias comerciales que buscan hacer más atractivo un tratamiento o minimizar la importancia de la intervención. Es cierto que la blefaroplastia es una cirugía poco invasiva, con una recuperación relativamente rápida, pero el paciente debe ser consciente de su importancia y no considerarlo como algo banal. Al fin y al cabo, se trata de una operación de cirugía estética y necesita su planificación y su recuperación, como todo paso por el quirófano.
A veces se usa el término blefaroplastia para referirse a un peeling de la piel de los párpados inferiores realizado con un ácido o con láser. Ésta es una técnica que también realiza el Dr. José Nieto y va encaminada a mejorar la textura y las arrugas finas del párpado inferior. También se le ha denominado blefaroplastia química y que se puede realizar sola o en combinación con una blefaroplastia quirúrgica.