Accidentes, descuidos u otras causas son las que determinan un traumatismo orbitario. De entre ellas, las más frecuentes ocurren mientras realizamos ejercicio físico, en accidentes de tráfico, si sufrimos agresiones físicas o tenemos caídas accidentales. El traumatismo no solo afecta a la superficie del ojo, sino que también puede causar severas consecuencias en la totalidad de la estructura orbitaria. En un primer momento, debemos asegurarnos que, tras un traumatismo de cualquier tipo, la visión del sujeto no ha sido negativamente afectada. Normalmente, en la mayoría de ellos la visión está conservada, pero pueden producirse fracturas a nivel orbitario. Las más frecuentes son las denominadas “blow-out”. En estos casos, el golpe producido por el traumatismo impacta con gran energía en el ojo y éste transmite la fuerza recibida en el resto de estructuras orbitarias. Las paredes óseas del interior de órbita son finas láminas que pueden quedar afectadas por dichos traumatismos. Para analizar el impacto del mismo en el ojo, es necesario acudir a un profesional y realizar un TAC orbitario.
¿Requiere necesariamente de una intervención?
Generalmente un traumatismo no requiere de una intervención quirúrgica, ya que siempre depende del daño que ha provocado. Aun así, existen dos casos en los que sí es necesaria: cuando el traumatismo afecta la musculatura que produce el movimiento del ojo y cuando la fractura orbitaria produce un enoftalmos, es decir, produce el hundimiento del ojo. En la primera de las situaciones, el ojo no puede realizar su movimiento normal y habitual. Así, se produce lo que denominamos diplopía o visión doble, ya que un ojo ve una imagen y el otro ve la misma pero ligeramente desplazada. El tratamiento ante estos casos es liberar el músculo que ha sido afectado y restaurar la pared orbitaria del ojo. En la segunda de las situaciones, si el traumatismo es severo se puede producir una expansión de la cavidad orbitaria, siendo ésta más grande y generando una visible diferencia entre un ojo y el otro. En este caso la pared orbitaria ha sido violada y se procede al tratamiento quirúrgico para reconstruirla. Además de fracturas en la zona orbitaria, también pueden producirse lesiones palpebrales. Ante estos casos, es de gran importancia asegurar la integridad de la vía lagrimal, que tiene que ser reparada en el acto quirúrgico. Una lesión en los párpados puede afectar gravemente el ojo, impidiendo su función de protegerlo y exponiéndolo a agentes externos perjudiciales. El tratamiento de los traumatismos orbitarios requiere de un oftalmólogo con formación en Cirugía Oculoplástica. Acudir al Dr. Nieto permite mantener la preservación de tu mirada y asegurar, además, un buen resultado tanto estético como funcional. Nuestra mirada es algo valioso que, ante todo, debemos cuidar.