Epifora es el nombre técnico del lagrimeo, es decir, la anomalía que hace que los ojos produzcan lágrimas de manera constante y excesiva. La epifora ocular tiene su origen en un desequilibrio entre la producción y el drenaje de la lágrima del sistema ocular. Dado que es un problema cuyo conocimiento no está muy extendido, han surgido diversos mitos a su alrededor que empeoran la visión que se puede llegar a tener acerca de esta dolencia. Antes de pasar a mencionarlos, hablemos brevemente sobre las causas de la epifora:
Por una producción excesiva de lágrima
Esto puede ocurrir como consecuencia de:
- Sequedad ocular. Al tener un déficit de lágrima, esto genera irritación ocular, entonces la glándula lagrimal queja sobreestimulada y esto genera que, puntualmente, se produzca un lagrimeo ocular excesivo;
- Por irritación del polo anterior a causa de triquiasis o distriquiasis;
- Una mala posición de los párpados;
- Alergias;
- Traumatismos;
- Infecciones como conjuntivitis o blefaritis;
- Alteraciones neurógenas de la glándula lagrimal.
Por un drenaje insuficiente de la lágrima
Aunque estas causas no son tan frecuentes como las causas anteriores, las hay de dos tipos: funcionales y obstructivas.
Funcionales
- Por defectos de alineamiento que lleguen a impedir la acción de recoger la lágrima para introducirla en el sistema de drenaje.
- Por un fallo del mecanismo de la bomba de drenaje, algo que suele ocurrir en casos de parálisis facial.
- Por posiciones incorrectas de las fosas nasales, como por una desviación del tabique nasal.
Obstructivas
- Por obstrucciones congénitas;
- Por obstrucciones del punto lagrimal;
- Por obstrucciones primarias o secundarias.
Mitos sobre la epifora
Tal y como hemos mencionado, hoy en día existen diferentes rumores y mitos sobre la epifora o el lagrimeo que llevan a una total desinformación. Los más extendidos son los siguientes:
El lagrimeo implica el ojo seco, así que es necesario la aplicación de lágrimas artificiales
Como ya hemos visto, existen muchas causas que llevan a sufrir el lagrimeo, así que de nada serviría el uso de lágrimas artificiales si, por ejemplo, se debe a una alergia o a una mala posición de los párpados.
La cirugía contra el lagrimal tapado rompe el tabique de la nariz, la es muy dolorosa y deja una enorme cicatriz
La tecnología y la medicina han avanzado lo suficiente como para evitar estos problemas.
Los tubos de Jones siempre se salen y hay que seguir operando muchas veces al paciente
Este problema tiene solución, así que el paciente no debe sentir miedo a la posibilidad de tener que operarse repetidas veces a causa de este problema.