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La parálisis facial es una disfunción temporal o permanente del nervio facial que afecta a unos 20 de cada 100.000 habitantes en el estado español cada año. El nervio facial es el encargado de inervar la musculatura facial, por lo que su parálisis provoca una pérdida de tono muscular a nivel facial. Esto se manifiesta tanto a nivel cosmético como funcional, y puede tener una enorme repercusión en la vida del paciente.
Existen numerosas causas de parálisis facial, aunque la más frecuente es la parálisis de Bell o idiopática. Su causa es desconocida y representa el 50% del total de parálisis faciales. Típicamente es unilateral y en la mayoría de casos se resuelve espontáneamente en un plazo de 6 meses. Se han propuesto numerosos agentes causales como responsables de este cuadro, entre ellos el virus herpes, aunque esto no se ha demostrado. Sí se ha demostrado en cambio que el tratamiento precoz de estas parálisis con corticoides orales incrementa las probabilidades de tener una recuperación completa. Otras patologías que pueden dar lugar a una parálisis facial son ciertas enfermedades infecciosas, tumorales o neurológicas. La cirugía del neurinoma del nervio acústico es otra causa relativamente frecuente de parálisis facial.
Por un lado, el desvío de la comisura bucal, que ocasiona una dificultad para el habla y la deglución, además de suponer una alteración estética importante para el paciente. El músculo orbicular, encargado del cierre de los ojos y del soporte de los párpados, pierde su fuerza, por lo que el ojo afectado no cierra adecuadamente. La incapacidad de cerrar el ojo completamente se denomina lagoftalmos. Además, el párpado inferior puede también descender debido a la falta de tono muscular; ésto se denomina ectropion. Todo ello se traduce en una exposición de la superficie ocular y una pobre lubricaciónocular debido al parpadeo ineficaz. Una superficie ocular demasiado expuesta es una fuente de problemas asegurada; las úlceras corneales pueden llegar a amenazar la visión de ese ojo.
Existen diferentes medidas para asegurar una adecuada protección de la superficie ocular. Desde el día 1 de la parálisis es necesario instaurar pautas de lubricación intensas en el ojo afectado. Ésto consiste en la aplicación frecuente de colirios y geles lubricantes. El uso de cámaras húmedas por la noche también es útil para asegurar una adecuada humidificación nocturna del ojo. En un gran porcentaje de casos, la sola lubricación será suficiente para proteger la superficie ocular mientras se espera a la recuperación de la función del nervio facial. En aquellos casos en los que no hay recuperación de la parálisis o en aquellos en los que aparecen problemas corneales precoces, es necesario actuar quirúrgicamente para asegurar una buena protección ocular. Existen para ello una serie de tratamientos y cirugías mínimamente invasivas que en algunos casos pueden incluso realizarse en la consulta. Cuál sea la mejor para usted dependerá de las particularidades de su caso.
Paralisis facial: Incapacidad para cerrar el ojo
Existen otras técnicas más invasivas de renervación facial que pueden ser adecuadas en algunos casos. Suelen tratarse en ámbito hospitalario y requieren coordinación de diferentes especialistas, incluyendo también los rehabilitadores.
El Dr. Nieto es un referente en cirugía oculoplástica. Combina su actividad en cirugía reconstructiva en la medicina pública con su actividad privada reconstructiva y cosmética en la Clínica Corachán de Barcelona y el Instituto Oftalmólogico Gabriel Simón de Madrid.
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