Rostro triste, ojos inexpresivos, mirada cansada… el estrés, la falta de descanso o el inevitable paso del tiempo son los culpables de que no siempre tengamos esa buena cara que nos gustaría. Además, cuando las ojeras y las bolsas de los ojos se acomodan en los párpados inferiores, podemos llegar a creer que ya no hay solución. Pero con una blefaroplastia, una intervención de cirugía estética mínimamente invasiva es posible mejorar mucho el aspecto de nuestros párpados y de nuestro rostro en general.
Con pequeños retoques estéticos, a veces imperceptibles, se pueden conseguir grandes mejoras. La blefaroplastia es una intervención que no precisa ingreso hospitalario y que tiene un postoperatorio prácticamente indoloro. La operación en sí es muy breve, muy poco invasiva y no suele durar más de 30-35 minutos. Si la zona tratada son los párpados superiores, se realiza una incisión en el pliegue natural de la piel para eliminar el exceso de piel de la zona. En el párpado inferior, el principal objetivo de la actuación es la eliminación de la grasa de las bolsas y la piel sobrante y mejorar la coloración oscura del surco de las ojeras.
La blefaroplastia es una de las intervenciones de cirugía estética facial más demandadas tanto en hombres como en mujeres a partir de los 35 o 40 años. Con la blefaroplastia se consigue una importante mejora estética de los párpados. Una mejora que repercute en la vitalidad del rostro y de la mirada y que en muchos casos ayuda al paciente a verse mucho mejor sin prácticamente notar cambios en su aspecto.