Muchos pacientes tienen el temor de que la blefaroplastia pueda llegar a deteriorar un problema ocular que arrastren previamente, ya que se trata de una intervención alrededor del ojo que puede llegar a dañarlo.
Sin embargo, con las técnicas y precisión actuales lo cierto es que los riesgos de afectación del globo ocular o de la visión son casi inexistentes.
¿Hay alguna patología que impida practicar una blefaroplastia?
Según todos los expertos la única patología que puede hacer recomendable posponer o cancelar la blefaroplastia sería el ojo seco severo, ya que este tipo de intervención podría llegar a agravar el problema.
Si esta patología fuera menos grave, es decir, pacientes con ojo seco leve o moderado no habría ninguna problema en practicar la blefaroplastia, aunque sí sería recomendable realizarla de forma más conservadora.
Por lo demás, no existe ninguna otra contraindicación. Por ejemplo, pacientes con problemas de retina o glaucoma, o incluso aquellos que han sido intervenidos de cataratas, miopía o hipermetropía no tendrían ningún problema.
¿Qué se puede esperar entonces de la blefaroplastia?
Tras la intervención el paciente recuperará cierta juventud en el rostro, ya que perderá gran parte de los efectos de la edad que se suelen acumular en la zona de los ojos, representados por los párpados caídos o las bolsas de grasa en el párpado inferior.
La mirada es un factor esencial de nuestra imagen pública y determina en gran medida cómo nos perciben los demás. Por ello, la blefaroplastia es una de las intervenciones quirúrgicas estéticas más demandadas en la actualidad, ya que permiten recuperar gran parte de los años que se han ido dejando atrás.
Eso sí, y al igual que con el resto de intervenciones estéticas, es fundamental confiar únicamente en profesionales con la suficiente formación y experiencia como para poder garantizar los resultados que se van a obtener.